Consejos para acariciar a un gato

Los dueños de gatos saben que lo primero que deben aprender cuando un miembro gatuno se incorpora a la familia es cómo acariciarlo para que les resulte placentero a la par que beneficioso. He aquí algunos consejos que podemos tener en cuenta para acariciar a nuestro gato:

Dale señales de que vas a tocarlo

No podemos comenzar a acariciarlo sin más porque es posible que nos rechace o se muestre hostil. Por eso, antes de empezar la sesión de arrumacos es importante que le demos señales de lo que vamos a hacer. ¿Y cómo se hace eso? Pues acercándonos despacio a él y hablándole con cariño antes de posar nuestra mano en su pelaje.

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Toca primero las zonas que más le gustan

Hay gatos que disfrutan con las caricias en la zona de la cabeza y otros prefieren que les masajeen el lomo. Si sabemos qué áreas son las que más le gusta a nuestra mascota, comencemos con ellas. Así el animal se relajará y se mostrará tolerante a que continuemos las caricias por otras zonas que son más sensibles.

Presta atención a las señales que emite

Para no llevarnos un arañazo y que el felino se marche enfadado, es muy importante que en todo momento observemos el comportamiento del gato. Puede ser que en ese instante no esté muy receptivo y desee que le dejemos solo. Si es así, es mejor que dejemos las caricias para otro momento. Por supuesto, hemos de tener paciencia y respetar su ritmo. Si el animal se ha enfadado porque no quería caricias o nos hemos extendido demasiado con ellas y nos ha arañado, no debemos molestarnos ni gritarle. Ni, por supuesto, emplear la violencia física. Es un animal y, como tal, somos nosotros los que tenemos que adecuarnos a sus necesidades.

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Deja las zonas más sensibles para el final

Hay gatos que no toleran bien que les acaricien la barriga o la espalda. Una vez que hayamos masajeado sus áreas preferidas, poco a poco podemos ir avanzando y entender los arrumacos a aquellas otras más sensibles. Nunca debemos forzar al animal. Es necesario que observemos que el felino está relajado con las caricias y que tolera bien que le toquemos aquellas partes que menos le gustan.

Las caricias deben ser suaves

Normalmente, se aconseja que se ejerza una ligera presión con los dedos y que los movimientos sean lentos, suaves y circulares. De este modo, además de conseguir que se relaje y disfrute de los mismos, haremos que libere endorfinas, lo que hará que se sienta feliz.

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