Si queremos lo mejor para nuestro gato, es fundamental llevar al día sus vacunas. Con las tres que se requieren, el riesgo de que el animal sufra a lo largo de su vida se reduce sensiblemente, al prevenirle de enfermedades y contagios indeseados.
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Hay tres vacunas para gatos:
La triple felina
Como su nombre indica, esta vacuna sirve para prevenir tres enfermedades distintas como son la rinotraqueitis, el calicivirus y la panleucopenia. Obviamente, es de extrema importancia para nuestra mascota, por lo que se le administra una primera dosis cuando apenas cuenta con dos meses de edad, una segunda dosis cuanto tiene tres, y una tercera al cumplir los seis. A partir de ahí, la vacuna pasa a ser anual. En caso de no recibir tratamiento, el gato puede padecer de las siguientes aflicciones:
Rinotraqueitis: es una enfermedad de tipo vírico que afecta al aparato respiratorio, y que el gato exterioriza con estornudos, mucha mucosidad, inflamación nasal y conjuntivitis. Se contagia mediante el contacto directo con ojos, morro y hocico de un gato infectado, o bien con objetos que éste hubiera tocado previamente.
Calicivirus: este virus (que también afecta al aparato respiratorio), genera neumonía y úlceras en la boca, antes de desembocar en otro tipo de enfermedades (entre ellas, la rinotraqueitis). Se transmite a través de saliva, materia fecal y otras secreciones.
Panleucopenia: se trata de un virus que podría considerarse como la versión felina del parvovirus. Se contagia por vómitos, saliva, materia fecal y orina, pero también a causa de insectos que piquen a un animal sano tras haber hecho lo propio con uno infectado. Su síntoma es un malestar gástrico (vómitos, diarrea, dolor, pérdida de apetito…) que puede acabar desembocado incluso en la muerte del gato, al afectar también a los glóbulos blancos.
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Leucemia felina
Es la vacuna necesaria para defender a nuestra mascota de la leucemia. Cuando el gato está entre las ocho y las diez semanas de vida, se le administra la primera dosis, a la que le sigue una segunda a la que cumple tres meses. A partir de ahí, pasa a ser una vacuna anual. Cabe destacar que, aunque no llegue a ser contagiosa para los humanos, los gatos pueden verse afectados por ella tras haber entrado en contacto con saliva (es decir, puede darse tras haber compartido agua del mismo bebedero, o comida), orina, sangre, o materia fecal de un gato enfermo.
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Antirrábica
La clásica enfermedad de la rabia se combate con esta vacuna, a administrar por primera vez cuando el gato cuenta con cuatro meses, y luego a intervalos anuales. Sigue siendo obligatoria en muchos países, y por lo general es sumamente recomendable llevarla al día, puesto que se transmite a través de animales salvajes que pueden cruzarse con nuestra mascota en el momento más inesperado.
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